Seis días a la semana Don Jorge sube el cerro a su quehacer, a doblegar con cincel en mano a cuanta roca se ha topado por largos años; en el cerro trabaja, come, descansa y recuerda, porque si hay algo que también nos sorprende es oír sus historias de vida, sus afanes, sus sueños.
Desde los 15 años él empezó a trabajar en la piedra, se las sabe por libros, como muchos de los canteros de la vieja escuela, y por ese ejemplo es que muchos jóvenes de ésta zona trabajan y aprenden del oficio en los talleres y también en el cerro, sin dejar los estudios, sin apartarse de la buena enseñanza y ese complemento más la educación de la familias hace que ellos sean diferentes a cualquier otro joven. Los niños y jóvenes de Las Canteras han sido criados a la antigua, nos afirma con vehemencia Don Jorge, el respeto a sus mayores, la obediencia a los padres y el respeto a los ancianos harán de ellos personas de bien, nos dice.