No importa el color del gato
En la visita que hizo Napoleón Bonaparte a China y al quedar maravillado por lo que sus ojos veían, solo atinó a decir que estaba frente a un gigante dormido. Qué duda cabe hoy en día que esa frase era muy cierta y que si Napoleón viviera hoy convendría en decir que el gigante está muy despierto.
China estaba en muchos problemas antes de la Revolución Cultural, en la guerra con Japón la nación fue avasallada, sufrió hambruna y la sobrepoblación no le hacía muy bien ni económica ni políticamente y es por eso que cuando irrumpió el dirigente Mao zedong debió hacerse cargo de la parte política; primero se deshizo de sus opositores y sometió a la nación y con su Libro Rojo encaminó a una nueva China e hizo que cada ciudadano se sintiera orgulloso de ser Comunista y fiel seguidor de su dirigencia.
Lo que viene después no es menor porque la parte económica era fundamental ser resuelta y Mao no estaba dispuesto a que la Revolución Cultural se derrumbara, se necesitaba alimentar al pueblo que crecía y se necesitaba crear y sostener definitivamente a la República Popular China por ello toma medidas tan audaces como premonitorias; llama al pueblo a trabajar arduamente por China, obedecer a sus dirigentes sin cuestionamientos y se deshace de toda adversidad política, un solo partido político se establece, el Partido Comunista Chino.
Resuelto entonces el asunto político entra en escena Den xiao-ping y con clara visión de futuro resuelve que la política no es el meollo del asunto sino la economía y modernización del país. La visión del líder chino quedará para siempre estampada en la célebre frase: “no importa que un gato sea negro o gris, lo importante es que cace ratones”.
Deng libera el sistema económico y dirige la nación hacia entes capitalistas, aunque con fuerte intervención estatal. Hace cambios fundamentales en la agricultura, favorece el consumo y el nivel de vida de la población china aumenta.
Toda medida del dirigente Deng fue eficaz para sacar a China de la pobreza y situó a la nación en el camino del progreso y la modernización sacando a China del aislamiento y dando paso a una política de apertura al comercio, se multiplican las inversiones y el intercambio con el exterior. La apertura es la piedra angular del éxito de China, si estuviese vivo Deng Xiao-ping diría: ¡vaya que buen cazador salió ese gato!
En toda la historia nadie ha logrado tanto en tres décadas en el mundo, Inglaterra tardó 200 años en alcanzar algo similar y Estados Unidos un poco más de 50 años. No hay duda que China es la primera potencia del mundo, pero ¿qué hará con su poder?
China ya no solo vende sino también compra, y no cualquier cosa, para ellos la materia prima es fundamental para producir, sabe también que Sudamérica y para ser más exacto Chile, un país desarrollado no es y por ende no le da valor agregado a lo que produce; le vendemos cobre a China y además el litio, pero jamás haríamos una batería para vendérsela ni menos transformaríamos el cobre localmente y luego vendérselo. Ni hablar del cuero, Chile lo produce y China nos vende zapatos.
Cuando se firmó el tratado de libre comercio con China las autoridades de la época con cierta arrogancia decían que China se había convertido en el principal “socio” comercial de Chile, exagerado el término convengamos ya que en los negocios con China las utilidades no se reparten en partes iguales entre las dos naciones, al contrario; entonces bueno es poner la pelota en el piso y darle un vuelco a la semántica y decir que China para Chile es un cliente y viceversa, nada más, nada menos.
China se ha propuesto ir más allá en los negocios, ahora compra oro en cantidades asombrosas en todo el mundo como anticipándose a que en un futuro el dólar caiga definitivamente como divisa y el que tenga todo el oro impone una nueva moneda, todos sabemos que el Petrodólar tiene los días contados y Tesla lo sabe, China lo sabe.
Comprar empresas estratégicas por parte del gigante asiático en todo el mundo es lo de hoy, es por eso que el mayor grupo eléctrico del mundo, la estatal State Grid, cerró la compra de la empresa CGE en una cifra cercana a los 3.000 millones de dólares, con ello se hace cargo de la generación y distribución de energía eléctrica en todo Chile. ¿Cabe con esto preguntarse si con la adquisición que hizo China tendremos energía eléctrica más barata?, ¿qué otra empresa estratégica venderá Chile?
El tiempo dirá si vender patrimonio es nuestro karma, o simplemente un pésimo negocio que dirige un grupo de comerciantes que son incapaces de crear, innovar y darle valor agregado a la riqueza de la nación. Lo que sí sabemos es que China es el gato y nosotros los ratones.
Por Mr. Negan, para la Revista Wos